viernes, 5 de abril de 2013

Radiación emanada de Fukushima afecta a recién nacidos en EE.UU.


 
EE UU |  4 DE ABRIL DE 2013
Investigadores estadounidenses han confirmado que el desastre nuclear de Fukushima (noreste de Japón), en marzo de 2011, ha generado un alto número de anormalidades tiroideas entre los niños recién nacidos en la costa oeste de Estados Unidos, que obtuvo en ese año un máximo de precipitaciones radiactivas.
Días después de la catástrofe tras el sismo de magnitud 9 y posterior tsunami que dejó 20 mil 448 muertos, destruyó 72 mil casas y obligó a evacuar a 200 mil personas al noreste de Japón, las concentraciones del yodo radiactivo I-131 en las lluvias estadounidenses eran hasta 211 veces superiores a lo normal. Los niveles más altos de I-131 se documentaron en cinco estados: California (oeste), Hawái (norte), Alaska (norte), Oregón (noroeste) y Washington (capital). Del 17 de marzo al 31 de diciembre de 2011 el número de casos de hipotiroidismo congénito en estos cinco estados fue un 16 por ciento mayor que en el mismo periodo del 2010. La mayor divergencia (+28 por ciento) se registró en el período del 17 de marzo al 30 de junio de ese año.
En febrero de este año se informó que el 44,2 por ciento de los niños examinados en la prefectura de Fukushima también tienen anormalidades tiroideas. El yodo radioactivo que entra al cuerpo humano se acumula en la glándula tiroides, que produce hormonas de crecimiento. 
La exposición a la radiación puede atrofiar el crecimiento del cuerpo y el cerebro de un niño, incluso provocar cretinismo y cáncer de tiroides. Tales enfermedades y síntomas están muy bien documentados después de Chernóbyl, un accidente nuclear sucedido en la central nuclear de Ucrania el 26 de abril de 1986. Los fetos en el claustro materno son más vulnerables a la contaminación radiactiva, ya que sus sistemas de resistencia no están desarrollados. Los niños y adultos pueden proteger su glándula tiroides del I-131 si consumen yodo estable. Al saturarse con ese yodo, la glándula rechaza radioisótopos.
Todas las consecuencias a largo plazo de la radiación liberada en el accidente nuclear de la central de Fukushima en marzo de 2011 no han sido calculadas todavía. La Organización Mundial de la Salud advierte que los jóvenes están en riesgo a la intoxicación por radiación en la glándula tiroide, mientras que los niños se enfrentan a las peores consecuencias, porque sus células se dividen a un ritmo acelerado. La última investigación señala que en el transcurso de cinco años el agua del océano altamente contaminada de la zona podría llegar a la costa oeste de Estados Unidos.
Fuente: TeleSur

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