lunes, 2 de diciembre de 2013

Los perros reconocen y aprenden de las emociones humanas


ARGENTINA | 30 DE DICIEMBRE DE 2013
Durante años, los etólogos debatieron si era posible que ciertos animales aprendieran conductas útiles simplemente observando la interacción social de las personas. Para poder avanzar sobre esta incógnita, científicos del Grupo de Investigación del Comportamiento en Cánidos del Conicet realizaron un experimento que analizó las conductas de 120 perros domésticos. El trabajo, publicado esta semana por la prestigiosa revista científica Plos ONE, comprobó que los perros pueden interpretar y diferenciar claramente emociones humanas. Y, lo que es más asombroso aún, logran aprovechar esta información para tomar decisiones útiles, como por ejemplo elegir el mejor “dador” de comida.
“Demostramos que cuando los perros pueden percibir varias claves, verbales, visuales y de posición, logran reconocer y elegir correctamente a la persona que le había entregado un alimento sabroso y, con eso, causado expresiones de satisfacción”, le explicó a PERFIL Mariana Bentosela, doctora en Psicología y autora principal del estudio.
El objetivo del trabajo fue comprobar si un perro, simplemente mirando en forma pasiva cómo interactúan dos personas, lograba observar y aprender nuevas conductas. Para eso, los investigadores armaron un experimento donde una persona, “el pedigüeño”, le pedía comida a dos “dadores” diferentes separados unos metros entre sí. 
Ante cada dador, el “pedigüeño” reaccionaba en forma diferente: en uno daba muestras y voces de alegría y comía el “regalo”, y ante el otro devolvía el alimento, con voces y gestos de disgusto. Luego, el pedigüeño salía de la habitación y se soltaba al perro para que libremente eligiera a uno de los dadores.
Imagen tomada del sitio Blog Plos
“Observamos que los perros lograban discriminar la reacción de placer o de disgusto del ‘pedigüeño’ y asociarla con el dador que generaba esa actitud. En concreto, aprendían una conducta positiva y beneficiosa para ellos sin tener que atravesar el siempre costoso proceso de ensayo y error”, sintetizó Bentosela, experta en comportamiento animal. 
Para realizar el experimento, los autores presentaron un protocolo de investigación al Comité de Etica de la Facultad de Veterinaria de la UBA y obtuvieron el consentimiento de los dueños de los perros.
Capacidades cognitivas
Este tipo de experimentos sirven para tratar de determinar cuáles son las reales capacidades cognitivas de los perros. Es algo sobre lo que la ciencia sigue dividida. Para algunos, poseen una capacidad cognitiva compleja que los haría capaces de, por ejemplo, identificar diferentes estados mentales de sus cuidadores. Sin embargo, para otros esa capacidad es apenas una interpretación humana.
“Al estudiar el comportamiento de animales domésticos nos cuesta mucho diferenciar sus conductas de los mecanismos subyacentes que las causan”, contó Bentosela. “Por ejemplo, cualquiera que tenga una mascota sabe que si su perro hace alguna trastada, y es descubierto, el animal se mostrará arrepentido: se quedará inmóvil, con las orejas gachas y la cola entre las piernas, sin mirar al dueño, expresando culpa”. 
Sin embargo, según la investigadora del Conicet, “hace años, muchos experimentos probaron que esas actitudes pueden explicarse debido a que el animal detecta claves sutiles en la actitud de su dueño y anticipa un castigo. Es ese temor el genera la actitud sumisa y no la culpabilidad, sentimiento que –posiblemente– sea una interpretación antropomórfica que hacemos las personas al ver esa conducta”.
El poder de observación de los perros sobre sus dueños es algo que suele ser pasado por alto. “Aunque no nos damos cuenta, nuestras mascotas nos observan en forma constante y aprenden de nosotros. Logran discriminar claves y pistas sutiles, que les damos sin saberlo. Inclusive logran razonamientos largos y por eso saben que van a ser paseados mucho antes de que agarremos su correa”, sostuvo la experta. El motivo por el que invierten mucho tiempo observándonos es simple: “Las personas somos fundamentales para ellos. Les damos comida, techo, paseos, cuidados y mimos. Los perros saben mucho de nosotros”.
Experiencia en refugios caninos
Bentosela y su equipo ya están planificando la continuación del experimento: “Pensamos que este tipo de procesos cognitivos perrunos requieren de una interacción larga y compleja con el cuidador, para que realmente sean eficientes a la hora de ver y leer las pistas de la interacción social de las personas”. Para comprobar si es realmente así, esperan realizar otras experiencias similares, pero comparando la habilidad cognitiva de perros que viven en refugios, donde la interacción con humanos es mucho menor que los domésticos.
“Creemos que, para lograr discriminar en forma eficiente entre dos personas, los perros necesitan vivir con ellos experiencias repetidas y relevantes a lo largo del tiempo. También vamos a tratar de identificar cuáles son las pistas o claves visuales y sonoras más importantes que usan para aprender a conocer a las personas.” Entender a fondo este tema podría tener aplicaciones prácticas. “Nos serviría para entrenar mejor a los perros de compañía o a los que ayudan en la rehabilitación de las personas con discapacidad.”
Fuente: Perfil.com

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