lunes, 14 de abril de 2014

El agua que escapó de Fukushima en agosto pasado, era más radiactiva de lo que se dijo


TOKYO | 12 ABRIL DE 2014
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha informado este viernes de que la fuga de agua radiactiva el pasado mes de agosto en uno de los tanques de la planta nuclear de Daiichi, en Fukushima, tiene un nivel de contaminación más alto del que anunció en un principio.
TEPCO ha precisado que después de recalcular el nivel de radiación, la fuga de agua contiene 280 millones de bequerelios por litro, que emiten de sustancias radiactivas que emiten rayos beta, incluido el estroncio, en vez de los 80 millones de bequerelios iniciales. Se estima que la fuga de agua alcanzó las 300 toneladas, que tendría tres veces más de radiactividad que lo estimado, de la que parte habría llegado al Oceano Pacífico según ha informado la agencia de noticias japonesa Kyodo. La Autoridad de Regulación Nuclear ha situado la gravedad de este incidente en el nivel tres, dentro de la escala internacional de ocho puntos.
Gobierno insiste en reactivar centrales
El Gobierno de Japón aprobó en su reunión de hoy el Plan Básico de Energía que prevé relanzar todos los reactores nucleares que fueron parados tras el accidente de Fukushima. El equipo de Shinzo Abe renuncia así al objetivo del Gabinete anterior que propuso cerrar todas las plantas nucleares para 2030.
Los 50 reactores nucleares que producían un 30% de la energía en Japón antes del accidente de marzo de 2011 en la planta de Fukushima 1, están inactivos hoy en día. Conforme al nuevo plan, los reactores inoperativos se pondrán en marcha nuevamente después de que el Comité para el Control de Energía Nuclear compruebe su seguridad y dé el visto bueno para el relanzamiento. Paralelamente, el Gobierno apuesta por el desarrollo de las energías renovables que pasarán a representar en la balanza energética de Japón un 13,5% hacia 2020, y un 20% para 2030.
Las autoridades japonesas decidieron preservar entre otros el reactor de neutrones rápidos Monju que fue parado en dos ocasiones: en 1995, poco después del lanzamiento, por un fallo en el sistema de refrigeración, y en 2010, fecha en que volvió a operar tras un receso de 14 años, esta vez porque una pieza de tres toneladas cayó en el reactor. Hacia otoño de 2011, el reactor de Monju iba a alcanzar el 40% de la capacidad proyectada, pero el Gobierno revisó los planes a raíz de la catástrofe de Fukushima. Aparte de que el mantenimiento del reactor le cuesta a Japón 20.000 millones de yenes (unos 198 millones de dólares), su utilidad científica es cuestionada.

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